viernes, 27 de agosto de 2010

AVES EN EL MAR MENOR: EL CHARRANCITO COMÚN. UN ÁVIDO PESCADOR

Hoy hablaré sobre un ave muy común en nuestras costas durante la época de finales de primavera y el estío. Se trata del charrancito común ( Sterna albifrons ).

                     Sterna albifrons ( Charrancito común ).

Su plumaje es blanco por su parte ventral y gris claro por la parte dorsal de las alas, con las últimas plumas de estas negras. La cabeza con una caperuza negra que llega hasta la nuca y que se prolonga hacia delante, hacia sus ojos, como una especie de antifaz. Patas y pico amarillentos, con una mancha negra al final de este.

 En vuelo.

En el Mar Menor, se pueden ver aves nidificantes en San Pedro del Pinatar sobretodo, aunque también lo hacen en otros lugares como la rambla del Albujón y las salinas de Marchamalo que provienen de África principalmente, donde pasan el invierno.

Hora de la comida.

Ave pescadora por excelencia, pesca en solitario o en grupo, con un vuelo aparentemente errático describe una trayectoria circular, ya sea en forma de ocho o de círculo, volviéndo una y otra vez hacia la misma zona buscando una presa sobre la que lanzarse. Cuando visualiza su presa se para en el aire aleteando rápidamente, de repente hace un giro de noventa grados con su cuerpo y poniéndose boca abajo se lanza en picado sumergiéndose en el agua, cayendo sobre algún pez capturándolo con su pico para a continuación salir velozmente del agua. Está escena dura apenas unos segundos y seguidamente continúa su vuelo con el pez en el pico si su ataque ha sido certero.

 Charrancito saliendo del agua con su presa.

Aunque no siempre es así y tiene que volver a intentarlo en mejor ocasión.

Charrancito saliendo del agua después de fallar en su intento.

Hay varios tipos de charranes más o menos comunes en el mar Menor, como el charrán patinegro (Sterna sandvicensis ) o el charrán común ( Sterna hirundo ), de los que se puede distinguir fácilmente por el color de su pico y sus patas, además del tamaño más menudo comparado con el charrán común o con el patinegro.

domingo, 22 de agosto de 2010

ANÉLIDOS EN EL MAR MENOR: Brachiomma boholense OTRA ESPECIE INVASORA DEL MAR ROJO

Ya que en el artículo anterior escribí sobre una especie migratoria lessepsiana, el Bursatella leachii o liebre de mar negra, procedente del mediterráneo y nombré otra especie, el poliqueto tubícola Brachiomma boholense, que se había introducido del mismo modo en los últimos años en el mediterráneo y desde ahí al mar Menor, proveniente del Mar Rojo, he creído conveniente ampliar la información sobre esta última especie.
Brachiomma bohelense ( Gruber, 1858 ), es un poliqueto tubícola, de la familia de los sabélidos, que se ha introducido en el mediterráneo desde el Mar Rojo a través del canal de Suez en los últimos años, la primera vez que se detectó en el Mediterráneo fue en los años 90, pero actualmente, concretamente desde el año 2007 es bastante habitual en las aguas del mar Menor.

                                Brachiomma boholense

Este poliqueto se caracteriza por tener una forma vermiforme ( de gusano ) y vivir dentro de un tubo mucilaginoso de aspecto correoso y flexible con incrustaciones de pequeñas piedrecillas y restos de caparazones orgánicos de moluscos y foraminiferos2, que construye él mismo, y que sobresale del sustrato, ya sea arenoso o de roca, unos dos o tres centímetros, sacando fuera del tubo sus branquias que tienen forma de plumero y un color amarronado o violáceo con unas estrechas bandas blancas. Para alimentarse filtra el agua y atrapa la materia orgánica en suspensión que hay disuelta en ella.

Detalle de las branquias

Este año 2010, parece que su población ha descendido, sin que se sepan las razones de este retroceso, aunque lo cierto es que la temperatura del Mar Menor ha descendido levemente con respecto a otros años, ya que la temperatura ambiental también ha sido más suave este año y podría ser una de las causas de este descenso de su población.

Especie migratoria lessepsiana1: son las especies que se introducen desde el Mar Rojo hacia el mediterráneo. Se catalogan así en honor al arquitecto que diseñó el Canal de Suez, Ferdinand de Lesseps. Las especies que llevan el rumbo contrario, es decir pasan del mar Mediterráneo hacia el mar Rojo, se llaman antilesspsianas, estas últimas son bastante menos frecuentes que las primeras.

Foraminiferos2: animales unicelulares casi microscópicos con un caparazón.

viernes, 20 de agosto de 2010

MOLUSCOS EN EL MAR MENOR: ESPECIE DE MOLUSCO INVASOR EN EL MAR MENOR PROCEDENTE DEL MAR ROJO

Este año 2010 ha aparecido una nueva especie invasora procendente del Mar Rojo en el Mar Menor, si el año pasado se daba la noticia de que había aparecido el anélido tubícola de la familia de los sabélidos Brachiomma boholense procendente del Índico y el mar Rojo, este año le ha tocado a una especie, el molusco nudibranquio: Bursatella leachii ( Blainville, 1817) ( liebre negra de mar ).


        Bursatella leachii ( Liebre de mar negra )

Este nudibranquio se caracteriza por su color negro de fondo, con unos pequeños ocelos azules dispersos por su cuerpo y unas prolongaciones ramificadas más o menos largas, que le pueden dar un aspecto parecido a un alga y color marrón claro. Puede llegar a alcanzar hasta 150 mm de longitud y se desplaza reptando sobre su pie gelatinoso.

Esta especie según diversas fuentes fue detectada en el Mar Mediterráneo, en 2004 en las costas baleares, y hace dos años se detectó en el Mar Menor, aunque no en la cantidad que hay ahora. Actualmente la población es muy abundante y parece ser que la adaptación a la laguna se ha producido debido a las condiciones de temperatura adecuadas, así como a la falta de depredadores y abundancia de su alimento, que son las algas. Por esta razón podría constituir un problema grave para el ecosistema, ya que podría acabar con las algas, al no tener depredadores y proliferar sin mesura, y las algas son la base del ecosistema del mar Menor, ya que de ella se alimentan animales herbívoros, que a su vez son comidos por otros carnívoros y así sucesivamente hasta cerrarse de nuevo el ciclo, convirtiéndos sus restos en materia inorgánica, gracias a los descomponedores y siendo aprovechado de nuevo por las algas.

La otra posibilidad que cabe, es más halagüeña , y sería que se mantuviera una población estable de la babosa y de está forma habría un control natural sobre la población de algas, que en los últimos años ha aumentado mucho, apareciendo también nuevas especies foráneas, algunas de las cuales han desplazado a otras autóctonas que han desaperecido casi por completo o al menos reducido mucho su población, como es el caso de la Acetabularia mediterranea.

Bursatella leachii

jueves, 12 de agosto de 2010

ISLAS DEL MAR MENOR

Las cinco islas del Mar Menor son de origen volcánico y surgieron al mismo tiempo que el cabezo del Carmolí y el monte blanco de La Manga, hace unos diez millones de años, por lo que datan del Neógeno, periodo de la era terciaria.

Islas del Mar Menor

Las cinco islas son: La isla Perdiguera, del Barón o Mayor, del Sujeto, Redonda o Rondela y la isla del Ciervo. Declaradas todas ellas como paisajes protegidos, debido a su alto valor ecológico y paisajístico. Además se debe contar el islote de la Galera situado frente a El Pedrucho en La Manga, que es de origen sedimentario.

La isla Perdiguera, cuyo nombre proviene de que era un coto de caza privado del infante don Felipe, hijo de Felipe V, en realidad son dos islas unidas por un tómbolo arenoso, que une la Perdiguera con la Esparteña, tiene una altura máxima de 45 metros y una superficie total de 0.26 km2 . Era una isla bastante turística, debido a los chiringuitos que solía haber en ella, por esta causa la isla estaba bastante sucia y deteriorada. Los chiringuitos y muelles para atracar los barcos, fueron prohibidos y derruidos en el año 2007, con ello se ha conseguido que haya menor afluencia de gente a la isla y de esta manera se pueda empezar a recuperar su fauna y flora. En ella también se pueden encontrar restos de asentamientos militares, que datan de antes de la guerra civil española, como el túnel polvorín que atraviesa el monte más alto de esta isla y algunos barracones derruidos.

Isla Perdiguera

La isla del Barón o Mayor es la más grande de las cinco, actualmente es propiedad Doña Ana María Navarro Figueroa, Marquesa viuda de Sierra Nevada, descendiente política del Conde de Romanones, don Álvaro Falcó, quien la compró hacia 1920 a los descendientes del Barón de Benifayó, don Julio Falcó y D´Adda, hijo del principe de Saboya y de la princesa Anna d´Adda y procedente de Italia, en tiempos de Amadeo de Saboya ( 1870 - 1873 ), que fue quien construyó a finales del siglo XIX, el palacio y la torre almenada de estilo neomúdejar, que se pueden ver desde los alrededores de la isla.

A esta isla no se puede acceder libremente, quizás debido a esta causa su flora y fauna se han conservado bastante bien. El monte más alto de la isla tiene una altura de 108 metros y una superficie de 9.8 km2.

La isla tiene una bonita leyenda, mencionada anteriormente en este blog. Esta leyenda tiene de real, que efectivamente el Barón de Benifayo estuvo cumpliendo condena en ella, ya que anteriormente a que él mismo la comprara era propiedad de la Armada española.

Isla del Barón

Detalle del palacete  del Barón, como se conoce a la casa que hay en la isla, de estilo neomúdejar .


Detalle de la Torro de la isla del Barón.

Las islas del Sujeto y Redonda, son las más pequeñas, la primera con una superficie de 0.24 km2 y la segunda con una superfice de 0.22 km2, son refugio y lugar de nidificación de gran cantidad de aves marinas autóctonas y migratorias, sobre todo gaviotas de distintas especies, ya que no suele acceder gente a ellas debido a que son muy pequeñas, de costas muy escarpadas y el atraque es difícil.

Isla del Sujeto

Isla redonda

La isla del Ciervo, con una altura máxima de 46 metros y una superficie de 1.63 km2, es la que más fácil acceso tenía, ya que hasta el año 2004 estaba unida a La Manga por una carretera, construida encima de un tómbolo arenoso de aproximadamente 600 metros de largo, lo que durante mucho tiempo la convirtió en una especie de península. La carretera se suprimió para evitar el estancamiento de las aguas y malos olores inherentes a este en la pequeña playa que hay a la derecha de la isla, y así recobrar el movimento de las aguas por las corrientes naturales de la zona.
Esta isla según algunas fuentes en realidad al principio se llamaba isla del Siervo, ya que el Barón de Benifayo, se la regaló a uno de sus siervos, pero al levantar la cartografía de la zona, se le puso el nombre de isla del Ciervo, pensando que la palabra Siervo se refería en realidad a Ciervo, pero que se había deformado debido al seseo de la zona de Cartagena. Otras fuentes indican que su nombre le viene de que en la edad media había gran cantidad de corzos y jabalíes en ella y era lugar propicio para la caza.

Isla del Ciervo

El tipo de roca más frecuente en estas islas es la andensita y la calcarenita, aunque en las islas más grandes aparecen también limos rojos y margas y algunas costras calizas.
La vegetación es similar en todas las islas, y consta de palmito ( Chamaerops humilis ), plantas aromáticas (tomillo, romero, etc...), esparto ( Stipa tenacissima ), además de pequeños arbustos de varias especies como el Taray ( Tamarix canariensis ) y palmeras en la isla Perdiguera. Algunas de estas especies fueron introducidas desde la costa.

Palmito ( Chamaerops humilis )

En cuanto a la fauna, lo más importante son las aves acuáticas que podemos encontrar en estas islas, entre las que destacan, principalmente distintas especies de gaviotas, como la picofina ( Larus genei ), la argéntea ( Larus argentatus ), la de Audouin ( Larus audounii ) o la reidora ( Larus ridibundus ). También charrancitos ( Sterna albifrons ), charranes (Sterna hirundo ), y otras aves línnícolas como chorlitejos ( Charadrius s.p ) y correlimos ( Calidris s.p. ) de distintas especies, correlimos, garcillas blancas ( Egretta garceta ), etc…


Gaviota argéntea ( Larus argentatus )

martes, 10 de agosto de 2010

LEYENDA DE LA ISLA DEL BARÓN

Yo soy el barón de Benifayó, y en grata hora me batí en duelo con cortesano tan relevante como fue don Diego de Castañeda, y digo fue, pues no puede serlo más después de que mi florete le atravesara el pecho de parte a parte en perfecto lance. Murió el malhayado don Diego y quisieron los cielos que en castigo, fuese yo confinado en singular isla, nacida y reinante en el centro mismo del mar que llaman certeramente, menor.

Abandonado en la isla, prendóme della y su entorno desde el primer momento en que la pisara, pues es este un lugar delicioso para la vida, lejos de la civilización, rodeado de natural belleza y de un mar como no existe otro en el redondo mundo, pues encontrándose dentro del pequeño mediterráneo, es aún más reducido, ya que la costa lo recoge para sí, cual laguna salada limitada por un largo brazo y su manga de tierra.

Tanto me enamoré de este lugar que, terminado mi castigo y libre ya de mi reclusión, compré esta hermosa isla y trasladé aquí mi lugar de residencia, construyendo para tal uso, un palacete de estilo neomudejar, tan de moda entre los nobles a finales del diecinueve, al que añadí por mi gusto un insigne torreón, en cuyas paredes reinaba el escudo de mi ilustre casa. Y como fuera que mi fortuna era abundante y mi ánimo vivía exaltado por el bienestar en aquel idílico paraje, las fiestas se sucedían, nobles de todo el litoral acudían en galeotas y el vino y las mujeres destacaban en cada celebración, dándole una fama tan grande como depravada a estos festejos.

Y fue en uno de estos bailes donde vi por primera vez, tan rubia y pálida, tan esbelta y grácil, a la princesa rusa que enamoró mi corazón conquistador. Me fue bien fácil conseguir de su arruinada familia, el beneplácito para el matrimonio, mas no el suyo, pues obligada a vivir junto a mí, cerró su corazón y perdió para siempre su vista en el mar con melancólico gesto. Mil veces la vi bajar hasta la playa de los contrabandistas, desnuda y abandonado su pensamiento entre las olas que lamían las rocas, pero ese deseado cuerpo de hembra noble, que invitados y pescadores veían con embeleso y lujuria durante los largos paseos de mi princesa, no tuvo nunca más dueño que el mismo mar.

Ha pasado un siglo y mi alma ha quedado encerrada entre las ruinas del palacete que en vida fue mi morada y ahora es sólo mi cárcel. A menudo, escucho a los pescadores contar historias sobre mi amada, que dicen pereció entre mis manos y fue enterrada en secreta tumba en esta isla. El altísimo me otorgó la dádiva de no recordar en mi purgatorio tal episodio, si es que fuera cierto que así sucediera, que también pudiera ser cruel leyenda.

Cuentan también que al caer la noche, se la ve aún vagar por la playa, desnuda y envuelta en un aura levemente iluminada, pero por mucho que lo deseare, por más que suplicare al cielo en estos años, yo no he podido volver a contemplarla pues, por gloria del Dios justiciero, dicen que su exquisita figura se esfuma cuando se acerca a las ruinas, envueltas en sombras, del palacio donde, como alma en pena, habito.

Un relato de: Tautina Robledos.

Fuente Cartagena Antigua.