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EL TIEMPO

domingo, 27 de octubre de 2013

AVES EN EL MAR MENOR: EL MARTÍN PESCADOR EUROPEO ( Alcedo atthis ). VÍDEO PESCANDO.



En un artículo anterior escribí sobre esta bonita ave, ávida pescadora y de colores muy llamativos a la que cuando se la ve pasar rápidamente volando parece que fuera una "una flecha azul" y puse algunas fotografías en la que se le ve pescando, comiendo o incluso expulsando una egagrópila. ( Véase: " El martín europeo ( Alcedo atthis )" del 14 defebrero de 2012 )

En esta ocasión os dejo un documento gráfico pescando en las Salinas de San Pedro del Pinatar ( Mar Menor ) ( Murcia ).


No os olvidéis de ponerlo en HD en las herramientas del visor de vídeo.

sábado, 19 de octubre de 2013

BRIOZOOS EN EL MAR MENOR: Zoobotryon verticillatum


Zoobotryum verticillatum aunque con aspecto de planta es un animal del phyllum de los Briozoos que habita en el Mar Menor.

Zoobotryon verticillatum en pradera de Caulerpa prolifera

Taxonomía:

Phyllum: Bryozoa o Ectoprocta ( Briozoos )
Clase: Gymnolaemata
Orden: Ctenostomata
Familia: Vesiculariidae
Género: Zoobotryon
Especie: verticillatum ( Della Chiaje, 1822 )
Sinonimia: Zoobotryon pellucidum 

Descripción:

Briozoo colonial sésil  con forma arbustiva y muy ramificada. A nivel macroscópico, tiene un color blanquecino y puede alcanzar hasta unos dos metros de diámetro y un metro de altura.

La colonia está formada por unos individuos casi microscópicos llamados zooides, de aproximadamente 0.5 mm a 1 mm de longitud, que están asentados directamente sobre las ramas del cenozooide, sin pedúnculos. Son ovalados, con una cápsula protectora transparente y gelatinosa que los envuelve, por donde asoma una estructura llamada lofóforo que tiene ocho tentáculos ciliados alrededor de la boca y un músculo retractor con el que lo pueden retraer y evaginar. Los zooides se disponen en dos hileras opuestas a lo largo de las ramas y en las puntas de éstas se forman como unas estructuras en racimos.

Macro a la lupa binocular 40x de un zooide de la colonia

Macro a la lupa binocular la colonia a 20x

Macro a la lupa binocular a 40x de otro individuo de la colonia

Hábitat:

Vive sobre sustratos duros o bien sobre trozos de madera, boyas y otros objetos flotantes, o incluso, también se pueden ver colgando en las redes que ponen en verano para proteger a los bañistas de las medusas y delimitar las zonas de baño ( una medida absurda totalmente ).

 Colonia sujeta a las redes

A este briozoo está asociado una gran cantidad de epifauna, como pequeños gasterópodos, gusanos poliquetos, pequeños crustáceos isópodos, anfípodos o copépodos, etc...

Los zooides de la colonia se alimentan filtrando plancton con los tentáculos que forman parte del lofóforo. 

 Colonia sujeta a las redes

miércoles, 9 de octubre de 2013

AVES EN EL MAR MENOR: ÁGUILA PESCADORA EN EL MAR MENOR II. EL ARTE DE LA PESCA.



Hace un tiempo escribí un artículo sobre el Águila pescadora ( Pandion haliaetus ) ( Véase el artículo del 10 de enero de 2013: "Águila pescadora en el Mar Menor"). En él escribía como esta rapaz había sido uno de mis objetivos a fotografiar durante un tiempo y cómo lo conseguí. 

Una vez alcanzado este objetivo el siguiente paso natural era intentar observarla pescando y sacando su presa del agua, lo que conseguí por fin el domingo día 8 de septiembre de 2013.
Para mí fue un momento mágico, ya que llevaba mucho tiempo queriendo contemplar esta escena y a ser posible poder fotografiarla e incluso grabar en vídeo, se que pido demasiado, pero la ilusión, dicen por ahí, es lo último que se pierde. Así que con un poco o mucha paciencia al final las objetivos que nos marcamos se consiguen. 

Ese domingo a mediodía había ido a la desembocadura de la rambla del Albujón con la esperanza de poder contemplar la escena de pesca del águila pescadora, ya que el día anterior había visto un ejemplar por la zona y han sido varias las veces a lo largo de algunos años las que otros observadores la han visto pescando enfrente de la rambla del Albujón o en la Marina del Carmolí, preferentemente a mediodía.

Así que allí estaba fotografiando unos charrancitos en la desembocadura de la rambla del Albujón la mar de distraído, pero con un ojo puesto en ellos y otro en el horizonte del mar, cuando de pronto oí un ¡¡¡CHAFF!!! muy sonoro a mi derecha y al mismo tiempo vi como se levantaba una gran cantidad de agua en la superficie del mar, como si algo hubiera caído dentro del agua. Tarde en reaccionar como dos o tres segundos, pensando que no podía tener tanta suerte de que fuera el águila pescadora la que había provocado ese ruido y las salpicaduras que vi en el agua, hasta que caí en la cuenta de que si... ¡lo era!, había tenido la gran suerte o la gran mala suerte de ver su chapoteo al entrar en el agua y verla salir volando otra vez, pero no había podido verla pescando.

Acto seguido observé que no llevaba ningún pez en sus garras y vi como de nuevo comenzaba a ciclear ( volando dando vueltas ) sobre el agua a una altura considerable cerca del lugar donde se había lanzado en picado la primera vez, así que me preparé con mi cámara dispuesto a captar el momento en que volviera a intentar pescar, con tan buena suerte, esta vez sí, de que lo volvió a hacer y pude contemplar como en un pocos segundos se cobraba una presa de gran tamaño, salía con ella en peso en sus garras y se dirigía hacia unos campos de cultivo cercanos para allí dar buena cuenta de ella.

La mala fortuna fue que la escena ocurrió bastante lejos de donde yo me encontraba, por lo que las fotos que pude realizar no son demasiado buenas pero al menos sirven como documento gráfico testimonial del momento. No obstante espero tener oportunidad de hacer mejores fotografías e incluso tomas de vídeo en algún momento, sea este mismo invierno o dentro de cinco o diez años... no tengo ninguna prisa al fin y al cabo.

De hecho ahora mismo estamos en la migración postnupcial de las aves, es decir el momento que vuelven hacia sus cuarteles invernales, y el paso de rapaces por nuestras costas es habitual, así que no será de extrañar que se vean varios ejemplares de águila pescadora por la zona y con mucha suerte verlas pescar. De momento este año ya llevamos varias citas de estas rapaces desde principios de septiembre hasta ahora.

En la siguiente secuencia fotográfica se puede ver como el águila se lanza en picado con las garras por delante hacia el agua una vez que ha visto su presa, se sumerge casi entera, dejando solo visibles las alas y finalmente sale del agua majestuosamente llevando su presa en sus garras, un gran pez que bien podría ser una lubina o un mújol.

 Lanzándose hacia su presa

Entrada en el agua con un gran "CHAFFF"

Empieza a salir del agua con su presa, al fondo se ven los edificios de La Manga

Saca su presa del mar, un gran pez que podría ser un mújol o una lubina

 Se va llevando su presa alzando el vuelo

Volando con su presa hacia el campo de cultivo para comérsela allí tranquilamente

Después de su pesca se fue a comerse el pez tranquilamente a un campo de cultivo situado a unos 200 metros de la orilla del mar.

 

miércoles, 2 de octubre de 2013

PASARELA PEATONAL EN LA MANGA


Pasarela peatonal en la zona norte de La Manga, ¿sí o no?, ¿por qué? Estas fueron las cuestiones que analizaron el domingo pasado en la edición impresa de 'La Verdad' el catedrático de Ecología de la UMU Ángel Pérez Ruzafa (gran conocedor de los problemas ambientales del Mar Menor) y el presidente de la Cámara de Comercio de Cartagena, Miguel Martínez Bernal. Argumentos científicos y razonamientos económicos que alimentan el debate social sobre si debe comunicarse La Manga por su zona norte, un área de frágil equilibrio ecológico que hasta ahora se ha tratado de mantener mínimamente alterada. Reproduzco los dos artículos porque contienen elementos de juicio interesantes.

Riesgos, ventajas e inconvenientes

Por Angel Pérez Ruzafa (catedrático de Ecología de la Universidad de Murcia)
Estos días la prensa comenta la propuesta de construir una pasarela que conecte el extremo norte de La Manga con San Pedro del Pinatar. La idea no es nueva, pero sí lo es su formulación, puesto que ahora se diseñaría como un acceso peatonal. Hay quien piensa que el nuevo proyecto pretende ser un caballo de Troya para, con una solución blanda aceptable, abrir la brecha que permita el posterior desarrollo de una vía de acceso para el tráfico motorizado. No podemos decir que dichos temores sean injustificados, puesto que es habitual este tipo de estrategias en las que una pequeña concesión se termina convirtiendo en una verdadera amenaza.
La principal dificultad para definirse en un tema delicado como éste es que no hay un proyecto concreto. Sin embargo, podemos plantearnos los riesgos, ventajas e inconvenientes de la propuesta asumiendo que consiste justamente en eso, una pasarela peatonal que cruce o bordee las encañizadas del Charco, la Torre y El ventorrillo.
Lo primero a tener en cuenta es que dicha área es una de las pocas preservadas de la ribera del Mar Menor, con un elevado valor ecológico, cultural y económico. En ella se conservan los paisajes naturales, la vegetación y la fauna propios del Mar Menor, sin la agresión de los bloques de cemento, tráfico rodado, chiringuitos, ruido y contaminación lumínica. Además, sus fondos someros regulan los flujos biogeoquímicos entre sedimentos, columna de agua y atmósfera. Las golas son el motor de los intercambios entre la laguna y el Mediterráneo, esenciales para el mantenimiento de la hidrografía, la calidad de las aguas y las migraciones de peces que son la base de la pesca y el turismo.
Los intercambios de larvas y adultos son necesarios para mantener la biodiversidad del Mar Menor y la diversidad genética de las especies mediterráneas. Además, aquí tiene lugar la aclimatación de organismos que pueden ser un recambio imprescindible en las redes tróficas lagunares cuando alguna de las especies habituales sufre una disminución drástica por causas naturales o forzadas por el hombre. Estos mecanismos han permitido al Mar Menor defenderse, de momento con éxito, de las agresiones a las que lo sometemos. Finalmente, aquí quedan los últimos restos de una tradición cultural milenaria ligada a las lagunas costeras, los sistemas de pesca mediante encañizadas.
Lo primero a tener presente ante todo proyecto de intervención en esta zona es que difícilmente sus beneficios económicos podrán alcanzar los que ya está generando en términos de equilibrios ecológicos, climáticos, biodiversidad, valores culturales y naturales. Los daños fácilmente podrían superar a los beneficios. La mayoría de las actuaciones en el litoral no llegarían a realizarse si los promotores tuvieran que asumir los costos reales que producen.
Sabiendo lo que está en juego podemos analizar la propuesta. Asumiendo que se trata de una pasarela peatonal, de madera, integrada en el paisaje, al estilo de las que ya existen en el Parque Regional Salinas y Arenales de San Pedro del Pinatar, el proyecto podría ser asumible. Pero antes habría que asegurarse estudiando los posibles impactos durante la fase de construcción, su uso y mantenimiento.
Entre los riesgos potenciales habría que valorar y reducir al mínimo el impacto paisajístico y visual. La invasión de la marisma y fondos someros para la colocación de pilares y su mantenimiento puede alterar los flujos biogeoquímicos en los sedimentos, su estabilidad y la hidrodinámica de la zona. El tránsito de personas, especialmente si es elevado, puede afectar a las aves, por lo que debería estar regulado, y el abandono de desechos puede ser un riesgo para la naturalidad del ecosistema. Si dichos impactos fueran reducidos y no alteraran significativamente los procesos naturales actuales, no cabe duda de que el proyecto puede ser rentabilizado económicamente.
Entre las posibilidades está el claro atractivo para el paseo y la observación de un paisaje natural esencial para el funcionamiento de una laguna costera, a esto se uniría la posibilidad de desarrollar un museo de las encañizadas, con la puesta en valor de productos de elevado valor económico en otras lagunas, como las huevas de mújol, la flor de sal y otros bienes y servicios ligados a la cultura lagunar. Pero no nos basta con minimizar impactos, necesitamos proyectos encuadrados en la política de gestión ambiental que marca Europa y diseñar infraestructuras verdes que no solo presten servicios, sino que preserven y recuperen los valores naturales y los beneficios que derivan de ellos. Estas son ya las únicas opciones que le quedan al Mar Menor.
No podemos ver esta pasarela como un estímulo para el turismo de masas y chiringuitos. Ni siquiera un acceso para el tráfico rodado, absolutamente desaconsejable, evitaría que la Manga sea la ratonera urbana en la que la han convertido y en la que solo percibes que estás entre dos mares mirando el mapa de carreteras.

Proteger y revalorizar

Por  Miguel Martínez Bernal (presidente de la Cámara de Comercio de Cartagena)
He de manifestar mi apoyo al proyecto de pasarela peatonal desde la zona norte de La Manga del Mar Menor hasta San Pedro del Pinatar. Entiendo que esta actuación preservará para generaciones futuras uno de los últimos entornos de playa virgen existentes en el litoral del Mar Menor y ello, desde la firme convicción de que supone una apuesta por el desarrollo sostenible y respetuoso con el medio ambiente, causando un mínimo impacto medioambiental en la zona.
La mejor forma de proteger un determinado espacio territorial es demostrar su verdadero valor, en este caso, natural, ambiental, paisajístico y cultural. Habría que abrir este espacio a un desarrollo sostenible pero protegiéndolo de futuros usos urbanísticos y de cualquier otra infraestructura con impacto medioambiental. Los valores naturales o medioambientales en la actualidad son un gran activo económico y representan un valor añadido y de calidad en el desarrollo armónico de las sociedades.
La aprobación de la moción, no olvidemos que fue por unanimidad.

Fuente: Miguel Ángel Ruíz